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Conectar con el alma del campo

Ser barista es mucho más que dominar recetas de cappuccino, cold brew, o filtrados. Para nosotros, es conectar con las vidas del campo, con esos valores auténticos y diferentes a los que vivimos en la ciudad. Cuando viajamos a las fincas, aprendemos a apreciar el tiempo de otra manera: sin prisa, disfrutando cada momento, entendiendo que lo importante no es llegar primero, sino saber llegar.

En cada visita, valoramos un paisaje, una conversación, el juego con un animal, el aprendizaje de las plantas o simplemente interpretar el clima. Descubrimos que incluso la forma de tender la ropa tiene un porqué. Pero sobre todo, nos ha marcado la amabilidad campesina: esa hospitalidad sincera, dispuesta a darte la mejor silla, compartir la comida, la bebida, y regalarte la sonrisa más auténtica y cálida posible.

El espíritu de comunidad

En el campo, el amor por la naturaleza es profundo y la capacidad de trabajar juntos se convierte en la clave del crecimiento y la productividad. Estas experiencias nos han enseñado a vivir y valorar el presente, a ser parte de una comunidad donde cada pequeño gesto tiene sentido.

Pronto dedicaré un blog solo para transmitir lo que se siente estar allá, pero hoy quiero contarte cómo el carácter de cada finca y su gente dio vida a nuestro café MANO DE DIOS.


El origen de MANO DE DIOS: Un blend con propósito

Este blend único nace de cafés del sur y centro occidente de Colombia, específicamente de los departamentos de Tolima y Santuario Risaralda.

La visión de un joven caficultor

El primer café que elegimos viene de la finca de Daniel Castaño en las montañas de Santuario Risaralda, quien con tan solo 13 años convenció a sus padres de apostarle al café de especialidad. Daniel tenía una visión audaz y la claridad de que ese era el camino para el desarrollo profesional de su familia en la caficultura.
Era 2016, una época de crisis de precios en Colombia, donde producir café costaba más que venderlo. Sin embargo, la determinación y pasión de Daniel y su familia los llevó a crecer y superar esas dificultades, inspirándonos profundamente.

Un territorio de esperanza y paz

Años después, en el proceso de paz en Colombia, visitamos la primera zona veredal en Planadas, Tolima. Allí, ex guerrilleros y comunidades indígenas comenzaron a dedicarse al café, en uno de los territorios más importantes del mundo para los cafés especiales. Nos encontramos con una comunidad indígena que nos enamoró por su manera de vivir el presente, su creencia en la paz y su hospitalidad única. La forma en que abrigan al otro y su visión del futuro nos dejó una huella imborrable.


La unión que transforma: Filosofía en cada taza

La unión de estos dos cafés tan especiales es lo que da vida a MANO DE DIOS. No es solo un café, es una filosofía de vida. Cada taza representa historias de superación, esperanza, comunidad y visión de futuro.

Cuando eliges nuestro café, llevas contigo mucho más que un producto; te llevas el espíritu de la finca, la calidez de su gente y una historia de transformación real.


¿Te gustaría probar MANO DE DIOS y descubrir la historia en cada sorbo?

Haz clic aquí para conocer más sobre este blend único y apoya a los caficultores que hacen posible este viaje.